El Imperio Bizantino nació debido a:
La fundación de Constantinopla, en el 330, por el emperador Constantino y a la división del Imperio romano por Teodosio, en el 395, concediendo a Constantinopla el papel de capital del Imperio romano de Oriente. En la parte occidental la capital seguía siendo Roma.
Constantinopla cae en manos de los turcos otomanos en 1453, dando fin al Imperio Bizantino desde el punto de vista político.
Comprende una serie de etapas tanto desde el punto de vista histórico como artístico:
a) Primera Edad de Oro: se desarrolla el arte bizantino temprano. Siglo VI, época de Justiniano, y siglo VII.
b) Segunda Edad de Oro: comprende los siglos IX al XII. Durante esta etapa se cristianiza y culturiza a los pueblos eslavos. Se ejerce influencia sobre el arte occidental (Venecia, Sicilia, Aquitania).
c) Tercera Edad de Oro: Siglos XIII-XV.
Los fundamentos culturales del arte Bizantino son:
El derecho y la administración romana, la influencia oriental, el idioma y la civilización griega, el cristianismo.
CLIENTES Y ARTISTAS:
Los artistas siguen siendo considerados artesanos.
Los clientes principales serán el Emperador y la poderosa Iglesia, lo que explica el carácter majestuoso y exaltador del arte.
CARACTERÍSTICAS GENERALES
Materiales: los edificios se construyen en piedra y con ladrillos (influencia oriental y romana). Van a ser revestidos de mármoles y mosaicos.
Soportes: emplean muros gruesos, pilares y columnas de capitel corintio trabajados a trépano y, en algún que otro caso, de formas cúbicas en forma de pirámide truncada invertida, con motivos vegetales tallados a bisel. Sobre ellos se colocaba el cimacio para aliviar la carga.
Las plantas pueden ser de tipo basilical y central. En ocasiones se tratará de combinar la planta central con la basilical.
Tipología: La basílica paleocristiana evoluciona, distinguimos los siguientes elementos:
Atrio: es el patio, en su centro encontramos el fial, una especie de fuente con agua bendita.
El nártex: es el lugar donde se situaban los catecúmenos.
Iglesia dividida en:
Naos: dentro de la propia iglesia, es el espacio al que tiene acceso el pueblo. En alto, sobre las naves se sitúa la tribuna, en la que también se sitúan los fieles. Este elemento tiene origen en el matroneum de las iglesias peleocristianas, en las que se colocaban las mujeres, que eran, de este modo separadas de los hombres, y que evolucionará dando lugar al triforio de los edificios románicos.
Presbiterio: es el lugar reservado al clero. Se separa de las naves a través del iconostasio.
Prótasis y Diaconicon: dos dependencias anexionadas a ambos lados de la cabecera. La primera servía para guardar las especias de la Eucaristía y la segunda era el lugar en que se vestía el sacerdote.
La decoración: mosaicos.
PRIMERA EDAD DE ORO (S. V-VII)
Reinado de Justiniano, con dos focos artísticos principales: Constantinopla, la capital del Imperio, y Rávena, conquistada por Justiniano en su expansión por occidente.
PRINCIPALES OBRAS ARQUITECTÓNICAS:
SANTA SOFÍA. Estambul (Turquía).
Obra cumbre del arte bizantino. Una de las más importantes de la historia de la arquitectura y del arte. La planta resulta el de una obra ejemplar, ya que logra sintetizar magistralmente la planta basilical de tres naves de tradición occidental, y la planta centralizada de tradición oriental.
Mandada construir por Justiniano. Es una iglesia de planta centralizada octogonal, con un deambulatorio cubierto con una complicada bóveda de arista. A la entrada se dispone un nártex transversal con dos torres a los lados, que permiten el acceso a la tribuna o matroneo de la planta alta. Se abren junto al ábside, la prótesis y el diaconicón.
SEGUNDA EDAD DE ORO (S. IX-XII)
Se impone como tipo de iglesia más característica la de planta de cruz griega con nártex.
Se cubre con 5 cúpulas: 4 en los extremos de los brazos de la cruz y una central.
Para realzar la cúpula, se generaliza el uso del tambor con ventanas, que era raro en la etapa anterior (San Vital).
Se cuida más el aspecto exterior del edificio.
SAN MARCOS DE VENECIA (siglo XI)
Planta de cruz griega, a la que se le ha añadido una pequeña nave en torno al brazo de los pies. En la cabecera se sitúan tres ábsides. En la cubierta predomina la cúpula sobre cualquier otro elemento. En la fachada principal se abren cinco puertas con columnas inscritas en sus jambas (recuerdan el estilo románico), soportando un arco de medio punto y abocinado, como ocurre en la puerta central, o un arco más o menos apuntado, en las de los laterales. Sobre las puertas tímpanos semiesféricos.
Sobre el primer cuerpo se alza una balaustrada, solo interrumpida en su parte central por el gran arco que corona el piso bajo, desde el que se asoma una monumental cuádriga de bronce.